Porque gracias a Él tengo en mi corazón la esperanza de vivir día tras día con más ilusión. Porque tras sus pasos encuentro un lugar en el que refugiarme y en el que aprender más y más.
Porque veo en su mirada la vida en su máximo esplendor.
Por ello sé que en este viaje que a punto está de comenzar me enseñará a través de sus ojos a observar India, una India de colores vivos, de olores dispares, de ruidos incesantes, de miradas cautivas. Porque sin Él nunca conocería la verdadera India. Porque India es India desde que le quiero.
domingo, 21 de junio de 2009
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