Y así, después de dejar las mochilas en las habitaciones y pegarnos una buena ducha, subimos al ático de la Guest House para volver a ver una de las Maravillas del Mundo, el Taj Mahal. ¡Y qué hermoso espectáculo!
Por la tarde y después de haber recuperado fuerzas en la terraza de la Guest House fuimos a ver el Fuerte Rojo de Agra, otro de los fuertes más imponentes de India. Y así se pasó el día, entre los palacios y las murallas de aquél magnifico!
Y a las 6 de la mañana del día siguiente estábamos en la entrada del Taj Mahal. Y otra vez nos volvió a hipnotizar aquella elegancia y perfección. Y de la última vez que allí estuvimos hace 8 meses, todo estaba igual de hermoso. Parecía que era ayer cuando paseábamos por los jardines sin quitar la mirada del mausoleo. Y ahora, igual. Y es que nunca te cansas de verlo, ni de escuchar la historia por la que se construyó este pequeño gigante de mármol blanco.
Y con pena y alegría echamos el último guiño a nuestro Taj
Y es que todavía teníamos ganas de volver a ver Fathepur-Sikri, así que después de tomar un buen chai en la estación de autobuses y tras una hora de viaje, llegamos a la antigua ciudad. Entramos en el recinto de la mezquita tras cruzar la puerta más grande de Asia. Y allí paseamos a duras penas ya que descalzos el calor nos abrasaba la planta de los pies. A la salida fuimos a ver los palacios donde el calor también era insoportable.
Ya por la tarde un ratito de siesta, carrera de Fórmula 1 y preparar las mochilas para marcharnos a Varanasi.
A las 10 cogimos un Rick-Show para dirigirnos a la estación de tren. El pobre hombre nos pareció mayor para seguir trabajando a esas horas de la noche y con tan poca visibilidad a causa de los apagones. Pero para sorpresa nuestra cuanta más luz había peor conducía. A punto de estrellarnos más de tres veces descubrimos que lo que le pasaba al hombre era que llevaba un colocón de caballo. Cuanto más tiempo pasaba más efecto le hacían las sustancias. En el último gran susto que tuvimos la cosa comenzó a ponerse tensa. Roi quería bajarse, ibamos a perder el tren y por allí no había rastro de otros Rick-Shows...¿Solución? Que conduzca Fernando... Y así fue...después de 8 meses viendolos conducir no parecía muy dificil... El hombre ya perdió el control de la situación y ya no era capaz ni de guiarnos. Parábamos a preguntar a los transeuntes y se quedaban sin habla viendo el espectáculo... Llegamos a tiempo y el hombre siguió su camino, no sin antes estrellarse con algún que otro bordillo de la mediana...fue imposible pararlo en su empeño de ser un kamicaze!
Y es que en India cuando piensas que ya nada puede pasar...te vuelves a sorprender! Por cierto! La experiencia de conducir esos cacharros es estupenda!
Más imformacion acerca de Agra: Nuestra primera vez en Agra
El taj es perfecto y lo que decis de India cierto. India es la sorpresa constante.
ResponderEliminarBluen Blog y fotos.
Saludos