sábado, 28 de mayo de 2011

25 de Mayo...2010-2011

Hace un año, el 25 de Mayo, no parecíamos entender que estábamos aterrizando en Bilbao. Otra vez. Creo que no éramos conscientes de que salíamos de un mundo para adentrarnos en otro y que dejábamos así tras de nosotros 8 meses de experiencias inolvidables.
El caso es que hace un año volvíamos, porque sí. Porque las cosas suceden por algo, aunque a veces no entendamos por qué. En India, pensábamos de vez en cuando cómo sería nuestra llegada, qué haríamos al volver, cómo reaccionarían los demás... Finalmente, aprendes que las cosas fluyen y que no es como quieres que sea. Es como es.

Sólo sé que aquellos momentos de reencuentro se quedaron grabados como una dulce cicatriz en mi piel.

Ya ha pasado un año de todo aquello. Sigo sin creerlo. Un año. Siento nostalgia, de vez en cuando, bueno, todos los días. Pero no es tristeza es un sentimiento.

A veces los pelos se me ponen de punta; creo que es el Baba Cojo que canta para el Ganges y que canta para mí. Otras, creo oler a flores, entonces sé que me las ofrecen las mujeres de bellos saris para que me las ponga en el pelo. No entiendo bien, pero a veces me siento observada; estamos en un tren con miles de personas mirándonos. Cuando mi perro me mira veo en él los cachorros que de milagro sobrevivían. Cuando abro el grifo, Moni y Siddharta se siguen asombrando porque sale caliente.

No vivo en el pasado, lo que ocurre es que el pasado está anclado en mi presente. Y es inevitable. Soy lo que soy por lo que he vivido. Y me alegro de que forme parte de mí.

Y ya hace un año...








India en casa!

En casa tenemos muchos recuerdos de India... En cada rincón, el olor del incienso, un Ganesh, o algunos pañuelos, pulseras indias, y aceites de jazmín!!!


sábado, 14 de mayo de 2011

Añoranza


Cuantas horas paso pensando en un solo lugar… Como ráfagas de aire que se asientan en mi corazón. El latir de un pueblo que resuena en mis oídos. Me hace sentirlo dentro, muy dentro. Pasan los días desde la despedida y el murmullo sigue azotando mis oídos. Y huele a incienso y a jazmín. Dos ojos sinceros se clavan en mis pupilas y los niños no me sueltan las manos. El fluir incesante de un río que arrastra las cenizas de una vida que llama de vela fluye a otro mundo iluminando orillas de rezos, baños y sonrisas…
Atardeceres de infancia, días eternos y universo continuo. Parte el tren y entre miradas, charlas e inquietudes un nuevo atardecer. Allí donde se pone el sol…allí es de donde vengo… ¿y a dónde voy? Donde las miradas son sonrisas y las palabras corazón.
Pronto estaremos juntos de nuevo si es que alguna vez nos hemos separado… Y en un abrazo nos fundiremos… ¡otra vez!